William Shakespeare introdujo más de 1.700 palabras al inglés. Transformó nombres en verbos, verbos en adjetivos, conectó vocablos nunca antes asociados, añadió prefijos y sufijos e incluso acuñó nuevas combinaciones de letras. También inventó expresiones que hoy forman parte de la conversación ordinaria: “a sorry sight”, “for goodness’ sake”, “full circle” o “naked truth”.
La vida de Shakespeare es una sucesión de gestas colosales. Pero
entre todos los hechos relatados en sus biografías, éste es mi favorito:
Entre los 7 y los 14 años, Shakespeare asistió a la “King Edward
IV Grammar School”, el colegio de su pueblo natal, Stratford upon Avon.
Pensad por un momento lo que esto significa:
Entre 1571 y 1579 existió un ser humano que enseñó inglés a William Shakespeare.
Me imagino al profe de Shakepeare llegando al Cielo y afrontando la ineludible entrevista con San Pedro:
- ¿Y cuáles son sus méritos para reclamar un lugar en el Paraíso?
– Yo enseñé inglés a William Shakespeare.
– Yo enseñé inglés a William Shakespeare.
Aunque, bien pensado, enseñar a escribir al Bardo debió resultar desesperante,
Guillermito, ¿cuántas veces te he dicho
que dejes de inventar palabros? ¡Zás! [colleja] ¡No hay Cristo que
corrija tus redacciones! ¡Zás! [colleja] ¡For goodness’ sake,
Guillermito! [esta última frase debe ser apócrifa pues la expresión aún no estaba inventada.]
Queridos lectores ¿quieren una receta para disfrutar de la vida? Háganse con una copia de Richard III (aquí) y otra del Oxford English Dictionary (aquí).
Declamen a Shakespeare en voz alta. Saboreen cada
réplica, paladeen las rimas, degusten los juegos de palabras. Dejen su
cuerpo vibrar al ritmo del endecasílabo.
Los personajes de Shakespeare nos asustan porque sentimos tras ellos
la inmensa presencia de un autor capaz de retratar con infinita nitidez
las sutilezas de los afectos humanos.
Shakespeare nos sacude porque descubrimos bajo nuestra carne matizes que él ya conocía.
Si no me creen, escuchen al gran Kurt Vonnegut explicando porqué las historias de Shakespeare escapan la estructura de todos los demás relatos literarios. Hamlet era su ejemplo favorito:
Hamlet es el príncipe heredero. El rey acaba de morir. ¿Buena
noticia o mala noticia? Una extraña presencia, que dice ser el espíritu
de su padre, le confiesa que su tío le asesinó. ¿Es su padre quien habla
o Hamlet se está volviendo loco? No lo sabemos. Hamlet planea matar a
su tío, pero se descubre como un jóven demasiado indeciso. ¿Buena
noticia o mala noticia? Termina muriendo en un duelo. ¿Va al Cielo o al
Infierno? ¿”La Metamorfosis de Kafka” o “Cenicienta”? ¿Buena noticia o
mala noticia?
Vonnegut acaba su charla así,
Esta es la razón por la que reconocemos en Hamlet una obra
maestra: Shakespeare nos cuenta la verdad. La verdad es que sabemos tan
poco sobre la vida que nunca podemos estar seguros de cuáles son las buenas noticias y cuáles las malas.
No creo en Dios, pero el día que muera, me encantaría ir al Cielo
para poder preguntarle al encargado: ¡hey! ¿Cuáles fueron las buenas y
malas noticias en mi vida?
Kurt Vonnegut falleció el 11 de Abril de 2007. Ese día, Dios le susurró su respuesta al oído.
Y aquí está mi secreto: Dios habla inglés, viste un aro dorado en su
oreja izquierda y, durante su tiempo en la Tierra, sus seguidores le
conocieron como William Shakespeare, el Mesías de Stratford upon Avon.
http://principiamarsupia.wordpress.com/2012/03/13/mi-secreto/
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