Esto último me lo he inventado, pero podría haber sido así su vuelta...
Vamos a conocer su historia..
Realmente no se sabe quién fue la persona que inventó el paraguas. Hay una preciosa leyenda china que nos habla de Lu Mei, una chica joven que se había apostado con su hermano mayor quién de los dos era capaz de construir un objeto para protegerse de la lluvia. En solo una noche, Lu Mei fue capaz de elaborar una especie de bastón de cuya parte superior “nacían” 32 varillas realizadas con bambú y que estaban cubiertas entre sí por una tela que recordaba la forma de un hongo o seta.
La historia es bien bonita, pero no hay registros que demuestren que esta historia sea real.
Aunque existen diversos mecanismos para plegarse todos parten del diseño original o, mejor dicho, de la referencia más antigua que se tiene de los paraguas: la del libro de ceremonias llamado Zhou Li, que básicamente es un tratado sobre burocracia y teoría organizativa del siglo II a. C. ahí se explica que en los coches imperiales debían colocarse esos artefactos para cubrir del clima a los usuarios y, además, se describe su forma, es decir, sus peculiares arcos y su bastón.
En realidad el paraguas más antiguo que se conoce es el hallado en la tumba de Qin Shihuang en donde el carruaje atado a unas preciosas esculturas de terracota, tiene un paraguas. Qin Shihuang fue rey del estado chino del 247 hasta el 221 a. C.
La Edad Media lo ignoró por completo. Pero en el último tercio del siglo XV, apareció de nuevo el paraguas en Francia. Concretamente en su capital, Paris.
En Francia, al igual que en la antigüedad, se siguió empleando como un mero signo externo de prestigio. Era tenido como un objeto de lujo que empleaban solo las clases de linaje más elevado. Simplemente sustituyó al bastón y la espada, ya que el desuso de ambos elementos coincidió en el tiempo.
En su aceptación social jugó un papel fundamental un estrafalario individuo perteneciente a la nobleza británica, sir Jonás Hongway (nacido en 1712). Fue un precursor del paraguas, artilugio que vio por primera vez en Rusia y del que prácticamente se enamoró, ya que siempre iba con uno en la mano. Este excéntrico personaje se hacía equipado con su paraguas tanto en los círculos sociales más elegantes como en los barrios más pobres.
Tras el auge del paraguas en Inglaterra y Francia, entre otros países europeos, arribó con tremenda fuerza este elemento a España en el siglo XVIII, pese a contar con una historia a sus espaldas de más de tres mil años. A España llegó rodeado de una halo de elitismo y prestigio. Tanto es así que el paraguas se transformó en un objeto de deseo muy codiciado por parte de los individuos que pertenecían a la nobleza y a la Corte Española.
Cruzando el charco, fue en México donde se le dio gran importancia. En estas tierras, personajes como Hernán Cortés, veían con gran asombro como la nobleza azteca daban paseos equipados con una especie de quitasoles o sombrillas por la ciudad de Tenochtitlan. Hecho que se refleja en algunos escritos de la época que todavía hoy se conservan. Con el paso del tiempo, la colonización española junto con el resurgimiento del paraguas en Europa, hicieron que paulatinamente se fuera generalizando su uso en el resto de países de América.
Bastantes años más tarde, los ingleses también pudieron comprobar su empleo entre los nativos norteamericanos de las colonias americanas del Norte.
Bastantes años más tarde, los ingleses también pudieron comprobar su empleo entre los nativos norteamericanos de las colonias americanas del Norte.
MATERIALES Y FABRICACIÓN:
Los primeros paraguas de Europa se fabricaban con huesos de ballena o maderas nobles y se recubrían con pelo de alpaca. Pero al principio el paraguas gozó de poco éxito ya que sus varillas de caña eran rígidas, lo que hacía que siempre se debía tener abierto. Algo que se solucionó en el año 1805, cuando Jean Marius inventó el paraguas plegable.
Como al principio era elemento destinado a personas con alto poder adquisitivo y amantes del lujo, la tela, el bastón y las varillas precisaban de materiales exóticos, eficaces y especializados.
Para la fabricación del bastón o palo, que debía ser flexible y resistente para ser capaz de resistir la fuerza del viento, se empleaban caña, madera, e incluso hierro. Se prestaba especial atención a la empuñadura, que iba pegada al recto bastón y se elaboraban con cuerno de animal, marfil, hueso, concha de carey y también ciertas maderas nobles esculpidas o talladas con infinidad de caprichosas formas y motivos.Respecto a la tela, generalmente se empleaba la seda. Con el paso de los años, se fueron adaptando otros materiales como por ejemplo el algodón, la seda, y mucho más reciente, el nylon.
Del mismo modo, en el año 1823, el químico escocés Charles Macintosh (1766 – 1483) inventó el primero paraguas impermeable moderno. Estaba realizado con caucho, lo que suponía un problema, desprendía un fuerte olor bastante desagradable. Con estas innovaciones se fueron abaratando los costes de producción haciendo que fuese cada vez más accesible para el pueblo.
Como podéis ver su uso ha sido un constante de alto y bajos, incluso llegando a ser olvidado. Pero en el momento que le cogieron el gustillo y se vieron elegantes con él a cuestas ya no lo soltaron más. Hoy en día cuando llega la hora de coger el paraguas significa que ha llegado el invierno y no nos hace ni pizca de gracia. Pero las imágenes que os muestro hoy de estos paraguas, mejor dicho parasoles, son para cubrirnos de Lorenzo. Sombrillas de señorita para cubrirse del sol y conservar la tez blanca cual mujer de alta alcurnia..
Disfrutad de la tarde de sol!
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