Navegando un poquito por internet y hablando con los clientes, me he dado cuenta de algo que está volviendo, muy poco a poco, pero que parece que vuelve a querer formar parte de nosotros y que hace que mi fe en la humanidad vuelva a despertar, con miedo, pero se va asomando.
Hablo de reutilizar, de dar una nueva vida, de comprar cosas con dueño previo, de fijarte en las tienda de antigüedades, o de ropa de segunda mano, de que tienes mínimo un par de apps en tu móvil que sirven para comprar cosas usadas...
A estas alturas, me he enterado por algún pajarillo (los clientes) que tiendas como Balenciaga, con renombre, han apostado por comprar a sus clientes piezas de su firma para volver a ponerlas a la venta dándoles un cambio y que puedan ser reutilizadas. Imagino que lo hacen por seguir tendencias, o por ahorrar costes o por ambas. Pero siempre que sea bueno para dejar de consumir los escasos recursos que quedan, bienvenida sea la idea.
Esto ya lo habíamos visto en otras plataformas de venta, pero el hecho de que marcas de tanto prestigio se inclinen por este modelo de venta, hacen que el mundo respire un poco mejor.
Y te estarás preguntando, el por qué el título que he puesto a este artículo: OLD IS COOL. Pues por la simple razón de que creo que va siendo hora de que nos pongamos serios y nos demos cuenta que seguir fabricando de cero a diestro y siniestro está acabando con el maravilloso mundo que nos rodea. Echemos la vista atrás y entremos en una tienda de antigüedades, de segunda mano, en un rastrillo, en las cientos de apps que te venden piezas maravillosas que alguien ya ha usado y puede que ya no le encuentre valor, pero que tú, seguro, puedes darle una nueva vida.
Piensa por un segundo que esas miles, que digo miles, millones de piezas ya han pasado por el proceso de fabricación, ya se han consumido recursos para hacerlas, materias primas, dinero y recursos gastados para que puedas tener esa pieza en casa. Y ahora, ¿qué?, pues démosle una segunda vida, o tercera, o cuarta...
Acompáñame un momento para que te muestre lo maravilloso que puede ser entrar en una tienda de antigüedades y disfrutar de la experiencia de encontrar piezas que te llenan el alma.
Respira hondo antes de entrar y abre bien los ojos. Eso sí, por favor, entra sin prisas y deja atrás la idea de "acabar rapidito", porque con prisas no se disfruta la experiencia. Ahora, antes de entrar, observa el escaparate. Te puede dar, normalmente, un pequeña idea (muy muy pequeña) de lo que vas a encontrar cuando cruces el umbral de lo desconocido.
Y ahora sí, cruza la línea del paraíso de la historia y da una primera batida con los ojos. Arriba, abajo, derecha e izquierda... Empápate de lo que te rodea por un segundo. Ve observando las piezas con detalle una a una. Puedes ir más rápido en las que no te atraen para nada, pero dale más tiempo y disfruta del placer que te rodea, de esa sensación tan agradable que se crea en ti cuando tus ojos se detienen en esa pieza que ha capturado tu interés. Puedes tocarla (siempre pidiendo permiso) y sentirla entre tus manos. ¿Sabías que el tacto ayuda mucho a la hora de decidirte por una cosa u otra? No sólo compramos con los ojos. El tocar las cosas nos ayuda a sentirlas mejor y a decidir si nos interesan de verdad.
En las piezas recién fabricadas, imposible, pero en las que tienen varias vidas en su pátina, hay muchas historias por contar. Que por cierto, nos las cuentan si te fijas en ella. El uso, el color, el desgaste o roce aquí y allá. Esa pequeña muesca en una esquina o cambio de tono en otra...
Piensa por un segundo, en las piezas que te rodean cuando entras a una tienda de antigüedades. Fíjate en esa preciosa mesa, o en la estantería del escaparate; puede que el color no te emocione del todo, pero, si entornas un pelín los ojos y te la imaginas de un color más actual...Eureka! Ahora sí te encaja, ¿verdad?
Esa jarra que asoma en la estantería del fondo, parece que no dice nada. Pero los colores son preciosos. Quizás no la usarías como jarra, pero, ¿y como jarrón?. Una florecillas resultonas dentro y bien colocada en la estantería de la cocina. Ahora sí lo ves, ¿cierto?.
Esa es la magia de las piezas con más años encima que Matusalén, que pueden tener mil y una vidas.
Un consejo que le doy a mis clientes cuando entran en la tienda es que, una vez terminan el recorrido que vuelvan a hacerlo pero al contrario. No te imaginas las cosas que nos perdemos al hacer siempre el mismo recorrido. Date otra vueltecilla más pero al contrario de como entraste. Te garantizo que vas a encontrar cosas que al principio no viste.
Des una dos o mil vueltas, te pido que entres sin prisa, con tiempo para disfrutar de la experiencia. Empápate del lugar que tiene mucho que contar.
Y recuerda....OLD IS COOL!
Imagen extraída de: https://www.urbanarts.com.br/quadro-002890-old-is-cool/p
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