Aún hoy algunas tiendas y casas de ropa masculina se distinguen con el rótulo "Lord Brummell", en un cautivador intento de proponer una elegancia digna del refinado personaje inglés que dictó las leyes en el campo de la moda y las buenas maneras en el periodo de la Regencia (Inglaterra 1811-1830 Jorge III y Jorge IV).
Pero George Bryan Brummell (Londres 1778- Caen 1840) no era un lord, ni de nacimiento ni por nombramiento real: era hijo de un trabajador adinerado que le permitió frecuentar Eton y Oxford, los colegios de la aristocracia.
Inteligente, vanidoso, refinado a más no poder, con dinero para gastar con facilidad; todo ello sumado a algún complejo de inferioridad juvenil por haber frecuentado como parvenu las clases más elevadas, quizá desencadenó en él un sentimiento de venganza, que dio origen al fenómeno del dandismo.
Las buenas maneras aprendidas en los colegios se vieron escrupulosamente perfeccionadas, su espíritu se volvió más agudo, el vestir se cuidó con meticulosidad. Pero su verdadero golpe de suerte llegó cuando conoció al príncipe de Gales (Jorge IV), comandante del escuadrón de los húsares (o "abanderados del gran camino", constituían una unidad de caballería ligera originada en Hungría) en el que se había enrolado.
Le cayó en gracia y se convirtió en visitante asiduo de Carlton House, hecho que le permitió acceder a los salones más exclusivos de Londres, donde fue considerado el árbitro indiscutible de la elegancia. En breve fue imitado por los jóvenes aristocráticos no sólo en su forma de vestir, de un gusto exquisito y de una simplicidad creada con arte, sino también en la forma de comportarse, de verdadero lord. "Dandy" se convierte, así, en sinónimo de una persona de maneras perfectas y rebuscadas, que ostenta una gran seguridad en sí misma además de una sobria y elaborada elegancia. Pero una pelea con el príncipe e importantes deudas de juego interrumpieron la historia del primer dandy de Europa, que se vio obligado a emigrar a Cales, verdadero refugio de los deudores, donde acabó sus días en la miseria.
Aunque su final fue trágico, pero no raro; recordemos la obra Oscar Wilde y su Retrato de Dorian Grey, obra de 1890 con un Dandy de pies a cabeza (spoiler) como protagonista que también acaba mal; pensemos que el personaje del dandy como tal en sus inicios es cómo se sigue recordando hoy día cuando se nombra a una persona con este apelativo. El dandy a día de hoy se conoce como una persona con (valga la redundancia) personalidad, carácter, saber estar, educación, elegancia..
A principios del siglo XIX Brummell destacó por influenciar en las vidas de las personas que le rodeaban. Él no tenía redes sociales conectadas a internet para darle seguidores y likes, pero las noticias y novedades volaban casi tan rápido como si las hubiese tenido. Tan rápido como subió en la escala social descendió. Puede que bajase aún más rápido de lo que subió.
Hagamos una pausa y echamos la vista atrás para recordar "influencers" que sí marcaron nuestra historia, al igual que nuestro protagonista, como Cleopatra, Julio César, Alejadro Magno, Luis XIV, la Reina Victoria, Virginia Wolf...y un largo etc de maravillosos personajes que han pasado por nuestro tiempo y que han marcado la historia, no sólo por su influencia a la hora de comportarse o cómo vestirse, como Lord Brummell, que también lo hicieron pero sobretodo por sus logros, su legado, por marcar un antes y un después en su tiempo que ha llegado a nuestros días.
(El del óleo del principio no es Lord Brummell, claro)
Parte de esta información ha sido extraída de Guía práctica de las antigüedades y restauración, Tomo I